Nada ni nadie podría haber imaginado lo que pasó, pero pasó. Era marzo de 2020, Old Boys rugby estaba a punto de embarcarse en una gira a Europa para la que, como siempre, se había trabajado mucho en la organización, itinerario, cronograma de partidos y todo lo que implica que un plantel salga al exterior a representar a su club y a su país. Las expectativas eran enormes.
El cimbronazo de la suspensión pareció asimilarse rápidamente en el plantel y staff, porque en el horizonte se veía septiembre como el mes para concretar el viaje.
Cuando en diciembre todavía no se veía cerca siquiera el plan de vacunación, la cosa cambió. Encima, en febrero y con algunas semanas de pre temporada arriba, inclusive con el campeonato recientemente iniciado, el club, el rugby y el deporte todo, se volvió a cerrar.
Old Boys es un club de deportistas que generalmente tienen un alto compromiso con la disciplina que practican, pero también son jóvenes a los que se les presentan oportunidades de hacer otras cosas como viajar o irse a estudiar o a trabajar a otros países. Todas las temporadas se presentan estas situaciones, que se van arreglando sobre la marcha, los que viajan tratan de acomodar las fechas de acuerdo a los recesos y descansos del campeonato. Inclusive más de una vez hubo gente que decidió bajarse de algún viaje familiar, en pos del compromiso asumido con sus compañeros y con el club.
Este año la cosa fue diferente. Cuando el gobierno decidió volver a cerrar los clubes y, por ende, se suspendieron los campeonatos sin fecha de retorno a la vista, la gente debía reprogramar sus viajes, ya que sino comenzaban a vencer sus pasajes comprados previo a la pandemia.
Entonces se confirmaron muchos viajes para el mes de agosto. Los jugadores del Plantel Superior de rugby utilizaron los pasajes de la fallida gira para irse unos días de vacaciones con amigos o con sus parejas, pero varios coincidieron en las fechas, lo que hizo que al momento de re comenzar el campeonato, se dificulte más de la cuenta el armado de los planteles.